Día 18
Tallerista: Elisa de Armas

Seducción
Pseudónimo

Abro tu ventana y me deslizo. En silencio me introduzco en tu sueño. Mojo un dedo con saliva y emprendo la ruta por tu brazo. A mitad del camino sonríes sin abrir los ojos. Te engaño; es la punta de mi lengua la que ahora continúa hasta el hombro para conquistar tu cuello. Tu piel reacciona y se eriza levemente; lo percibo en ese aroma que huele a deseo. Acaricio el pelo, te acurrucas. Salto a la oreja y la atrapo entre los labios; la saboreo. Te encoges, suspiras y me atraes. Acudo a la cita; volteas y me besas. Te abrazo y me pides ir juntos más allá. Accedo con gusto y desciendo por tus pechos con mi boca, desde el norte, hasta el ecuador y hacia el sur, con las manos, con mis ojos, con todos mis sentidos y mi ser; por tus caderas y muslos, por el vientre, en todas direcciones y en contrasentido. Me buscas y te busco, para encontrarnos en el centro de nuestros universos, y me das la bienvenida. Siento tu hospitalidad húmeda y tibia; tú mi calor, que te invade con ese cosquilleo y la grata sensación de tener visita en casa; gimes. La senda es larga y gratificante, tan placentera como el destino. Alternamos el ritmo, vamos al paso, en cadencioso vaivén o a galope, disfrutando cada momento. Pronto llegaremos al amanecer que veo en el horizonte por la ventana. Me resisto a aceptar su arribo. Nos engañamos; cierro la cortina para prolongar el sueño y tú los párpados para secuestrarlo.

Día 13:
Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno

Secretos acuáticos
bebé

Su pulso se volvía taquicardia cuando ella entraba a la bañera. La inmersión en la tibieza del agua y las burbujas eran lo más excitante Y si había música, la experiencia se tornaba inolvidable. Disfrutaba de navegar por sus contornos y del roce con esa piel de ensueño, de la exploración de sus secretos y de hacer travesuras entre sus piernas o en sus pechos; en tanto ella, en otro nivel y en pleno disfrute del momento, se relajaba. Mientras duró, fue fantástico para él. Todo terminó cuando los niños crecieron y la madre, dueña de ese soberbio cuerpo que tanto admiraba, tiro al patito de hule a la basura.

Día 17
Tallerista: Carlos Martín Briceño

Aquí
Fernando Ira

La fila del banco era larga. Esperábamos sentados cuando Ana me apretó la mano con fuerza y yo sentí un hormigueo por todo el cuerpo. Me miró a la cara y me dijo: aquí. Y solo con observar cómo mordía su labio inferior mi sexo se transformó. Al ver mi bulto sonrió, dejó su silla y se sentó en mis piernas sin importarle las miradas que de inmediato se quedaron fijas en nuestros cuerpos. Se movía lentamente, ora hacia adelante, ora hacia atrás, como si las olas de un mar invisible la mecieran. Ella me había prohibido tocarla. Era ella quien hacía y yo quien se dejaba hacer. Y todo esto me excitaba aún más. Sentí su pelo en mi cara, ese olor a bamboo fresco que había conocido diez años atrás, en un bar del centro de la ciudad... esa noche se acercó a mi mesa y mientras sonreía dijo: aquí..
Black Dot
13 de January de 2021 / 08:40
Porra 13 de January de 2021 / 08:40
Black Dot
 

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