La quimera, según algunos autores, era un monstruo con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente. Eso en tiempos en donde la corrupción del poder, la sexualidad caprichosa y una vanidad pervertida buscaban sumir al mundo en el caos. Las quimeras de Luis Bernardo Pérez, más allá de sus ayeres monstruosos, son la parte amable, lúdica e inteligente de dichos seres fantásticos encarnados en una mitología que no ha dejado de ser contemporánea: sirenas, ángeles, fantasmas, príncipes azules o bien personajes como el Gordo y el Flaco, Robinson Crusoe y Viernes u otros cuyo fondo conceptual pertenece no sólo a la memoria colectiva del espectáculo o la literatura, sino de la vida misma.
De esta manera, Ficticia y "Anís del Mono" presentan un retablo de historias de uno de los cuentistas mexicanos cuya limpieza literaria, respeto por la palabra escrita y conciencia de los mil y un cuentos que un sólo cuento puede contar, lo convierten desde la claridad de su narrativa en un autor asombroso.
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