En 1989 Leo Mendoza ganó el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí con Relevos australianos, un libro que en un principio se convirtió en una especie de mito, ya que en su momento no fue publicado. Sin embargo, un cuarto de siglo después —ya con varias reediciones— se mantiene fresco, vigente, sólido, lo que lo convierte en un clásico en su género. A caballo entre la historia costumbrista y la fantástica, en la que un detalle de la realidad se convierte en algo más grande, casi imposible, en esa expansión se descubre la universalidad de lo relatado. Se trata, pues, de una prosa con ambiente de puerto, de amor y desamor, de esas pequeñas a la vez que inmensas tragedias que pueden suceden en cualquier pueblo a las orillas del mar.