Ahora que a causa de la cuarentena, estoy más tiempo en casa que antes, comprendo mejor ciertas costumbres de mi familia que me inquietaban cuando era más pequeño y me costaba trabajo entender. Mi papá no se la pasa navegando en internet todo el tiempo, se capacita viendo videos y se informa. Mi mamá no habla a todas horas con su madre y sus amigas, mantiene la comunicación intrafamiliar e intersocial. No es que mi hermano se gaste la vida en videojuegos, desarrolla sus capacidades en la era digital y tampoco es que papá sostenga encuentros furtivos con la vecina, sino que fomenta las buenas relaciones en la comunidad. No cabe duda que este encierro ha sido bueno para que yo también deduzca que no tengo retraso mental, sino que soy de lento aprendizaje. Lo único que todavía no me entra en la cabeza, es qué carajos hace el novio de mi hermana cuando se mete ciertas noches por la ventana de su recámara. Tal vez sea porque no es de la familia.