En el condominio “Viena”, ningún vecino quería dar su brazo a torcer al inicio del confinamiento. Cuando alguien puso música, a otro no le gustó y encendió su aparato con la propia, a mayor volumen. Después vino un tercero y el conflicto escaló hasta convertir al edificio en un manicomio. Finalmente apareció un sensato que puso fin a la pesadilla. Llegó hasta el interruptor general y cortó la energía eléctrica. Tras las protestas, la medida nos hizo recapacitar. Ahora, sólo cantamos “a capella” en la ducha y hay planes para que debute nuestro coro, “Los simios cantores del Viena”, cuando termine el encierro.
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17 de June de 2020 / 13:11
La guerra de los simios y los decibeles 17 de June de 2020 / 13:11
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tallereo 20 de June de 2020 / 12:01
carlos martín briceño
Hola, Carlos 21 de June de 2020 / 14:28
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Comentario adicional 21 de June de 2020 / 14:34
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tallereo 2 25 de June de 2020 / 20:56
carlos martín briceño
Para el taller 2 26 de June de 2020 / 11:40
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