Justo ahí, dónde duele
No nos habíamos mirado a los ojos, hasta ahora. Sus palabras me dieron justo ahí, en el corazón, dónde duele y como una flecha. ¡Menudo arco de hierro tenía! Más profunda la herida, más insensata e inocente yo me sentía. Que el aroma de su piel, el tacto, iban desapareciendo poco a poco, con esa despedida. Podría haberme dicho, hasta luego, sin hacerme daño, pero como bien sabía yo, las mujeres eran bien complicadas, y lo digo siendo una. ¿Cuántos te quiero dejarás detrás de un adiós? Uno, dos o tres mil, cuatro mil adiós clavados en mi pecho.
Participa.
Participa.
Giulianna .A.
07 de February de 2017 / 14:58
07 de February de 2017 / 14:58
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