De pronto apareció. Todos los gestos y movimientos que el actor había ensayado por semanas para esa escena en un oscuro sótano se borraron de su mente. Quienes estaban cerca la vieron y el tiempo pareció congelarse. Con un fulgor casi intolerable, una pequeña esfera tornasolada de unos cuantos centímetros proyectaba innumerables imágenes y parecía girar. El espacio cósmico estaba ahí… Nadie movió un músculo y la filmación continuó, hasta que se escucharon pasos y un par de zapatos apareció en la parte alta de la escalera que conducía a la superficie.

–¡Corte! ¡Fenomenal!, ¡qué bárbaro, se imprime! –exclamó el director desde su silla.

Los presentes se apresuraron a felicitar al encargado de los efectos especiales por su magnífico trabajo. Nadie habría esperado que la simulación del Aleph resultara tan vívida y realista.

–Excelente, señor Becerra, mi reconocimiento y gratitud a usted y a su equipo –dijo el director desde la puerta de la cabina improvisada–, con su trabajo y la actuación de Bernardo, ya aseguramos dos Óscares, por lo menos.

–¿Qué? – se escuchó decir a una voz mezclada con ruidos extraños y gruñidos desde el interior –Les pedí que esperaran mi aviso. ¡Todavía no acabo de conectar estos malditos cables del proyector!
bebé
01 de October de 2020 / 14:40
Luces, cámara... ¡acción! 01 de October de 2020 / 14:40
bebé
¡es cosa e´ Mandinga! 01 de October de 2020 / 21:34
Beatriz
Taller 16 de October de 2020 / 12:10
Carmen Simón
 

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