Está muy bien, pero es necesario hacerle unos arreglos para que el lector no confunda los sujetos.

Supe que el inquilino de aquella casa se mudaría al día siguiente antes de que la demolieran para ampliar el local de Zunino y Zungri, donde solía ir algunas tardes. Estaba oscuro y de pronto, desde mi recámara, vi a través de la cortina cómo una luz muy intensa inundaba el interior a la medianoche. Intrigado, crucé la calle y me asomé por una de las ventanas. La luz se filtraba desde el suelo, cerca del comedor, donde sospeché que habría una entrada a un sótano, algo usual en esas casas antiguas. En las paredes danzaban toda suerte de imágenes que nacían debajo de las uniones del piso de madera. Toqué a la puerta y al notar que estaba abierta, entré. Apenas llegué caminé con sigilo hasta la trampa que comunicaba al subsuelo y reinó de nuevo la oscuridad. Solo alcancé a ver una persona que sostenía algo en la mano mientras reía y gritaba como poseída: “Ja, ja, ja, lo logré, ¡lo logré!, ¡por fin pude ahuyentar a ese maldito Borges! ¡Gracias, Aleph!
carlos martín briceño
27 de October de 2020 / 12:33
El vecino de enfrente 17 de October de 2020 / 21:47
Serpico
tallereo 1 27 de October de 2020 / 12:33
carlos martín briceño
Hola, Carlos 27 de October de 2020 / 21:02
Serpico
tallereo 2 02 de November de 2020 / 13:43
carlos martín briceño
tallereo 2 02 de November de 2020 / 13:43
carlos martín briceño
 

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