Mientras mis amigos y conocidos viven en otra realidad o habitan en otro planeta, comunicándose por ondas hertzianas, mediante acrónimos y abreviaturas o caritas felices, emojis y stickers para expresar sus emociones y sentimientos, yo soy un caso excepcional. Soy capaz de articular algunos sonidos que se llamaban palabras, que hasta mi gato, que solo se comunica con arrumacos y maullidos, entiende.