Tras el regreso, la pasión colmó el hueco de los años de espera. Unas semanas después comenzó la añoranza: las largas conversaciones con la nodriza, los requiebros de los pretendientes, desperezarse en un lecho para ella sola... Lo peor eran los dedos, aquel hormigueo, aquella necesidad imperiosa de ponerse a tejer y a destejer.
Circe
16 de March de 2017 / 15:30
Penélope 16 de March de 2017 / 15:30
Circe
Taller 18 de March de 2017 / 04:59
José M. Nuévalos
 

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