En nuestro país las cosas son así. Cada gobierno viene con sus ladrones que han aprendido de otros rateros el gran arte de robar sin saciarse. Pasan seis años llenándose los bolsillos para dejarle paso al siguiente grupo que en turno hace lo mismo. Mientras tanto los ciudadanos recibimos obras publicas defectuosas y tragedias mayores. Jamás se extirpa ese tumor maligno de nuestra sociedad y la herencia maldita continua imparable.