Cuando Hal Croves se presentó como el agente de B. Traven en el set de filmación de El tesoro de la Sierra Madre, una de sus más famosas obras, a nadie le pareció extraño. Él representaba a un hombre reservado que nunca dio la cara ni buscó los reflectores y que protegió su vida e identidad por razones que solo él conocía, aun después de morir.

¿Era Ret Marut, el anarquista condenado a muerte que huyó de Alemania en los años veinte? ¿Sería aquel Traven Torsvan, que llegó a México desde Chicago? ¿Era Otto Feige o Mauricio Rathenau? ¿Acaso Hugo Krontahl?

Solo a quien afirmó: “Lo importante de un escritor son sus libros, no su vida”, se le habría ocurrido hacer de la suya una novela tan intensa, misteriosa y llena de anécdotas, como su obra, asumir tantas identidades, convertirse en sus propios personajes y matar, en algún momento a Ret Marut quien, se supone, era él mismo, y a la vez, permanecer a la sombra. Hablar de ese personaje, casi mitológico, que se inventó a sí mismo, es entrar en un territorio lleno de secretos, en el terreno de lo incierto, en la vida de quien, en El barco de la muerte, dijo: “Mi patria queda en el lugar en el que yo esté y en el que nadie quiera saber quién soy, ni qué estoy haciendo, ni de dónde soy: esa es mi patria, mi tierra”; del mismo que se hacía llamar Hal Croves, de aquel B. Traven cuya obra es la única prueba de que realmente existió.
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13 de November de 2021 / 17:46
El camaleón 13 de November de 2021 / 17:43
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El camaleón (Favor de tomar esta versión en consideración) 13 de November de 2021 / 17:46
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Taller 15 de November de 2021 / 13:54
Laura Elisa Vizcaíno
Hola, Laura 16 de November de 2021 / 02:05
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Hola 23 de November de 2021 / 12:56
Laura Elisa Vizcaíno
 

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