La vieja pelleja, se siente ya muy mayor para andar trasteando con sus potingues arriba y abajo por la tragicomedia del bachiller Fernando de Rojas. Se duele de los muchos actos que tiene la obra y de ir trotando de página en página con su carromato cargado de peines, ovillos, perfumes y hierbas para el mal de amores. Sobre todo para que se lleven la fama esos descerebrados, Calisto y Melibea — piensa —, que ni tan siquiera aciertan a dominar sus apetitos y calenturas. No, ella ya no tiene el cuerpo para tanto galope, necesita algo que esté más a su altura.
Por contactos de aquí y allá, le llegan noticias de otra obrilla en una estantería superior donde, a buen seguro, podría mercadear sus servicios con mayores holguras. Conforme se va acercando, escucha la doliente voz que surge desde el abismo interior del libro:
—“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta”.
Su olfato de alcahueta le dice que para aquel menester, no le harán falta andadores. Y mientras golpea en el portal de la comitragedia, va hincando sus colmillos entre aquellas palabras que anticipan los banquetes que la esperan a libro abierto.
Aarón
14 de November de 2021 / 01:13
Celestina de libre albedrío 14 de November de 2021 / 01:13
Aarón
Taller 16 de November de 2021 / 15:15
Mónica Brasca
Gracias por seleccionar, Mónica, 17 de November de 2021 / 22:56
Aarón
 

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