Mientras más escribía acerca de cronopios y de famas, se acrecentaba el presentimiento de que algo inusual ocurriría. Al escuchar ruidos en el exterior y asomarse por aquella “o” que servía de mirilla, supo que era demasiado tarde. Unos siniestros signos de interrogación, a quienes tanto temía, ya habían traspasado la reja formada por una larga fila de haches, y estaban frente a su puerta. Aunque la había reforzado días antes, al igual que los ventanales, con una equis de arriba abajo, no tardarían en derribarla con sus dudas y preguntas, armados con los signos de admiración que esgrimían a manera de cachiporras. De inmediato corrió a la parte de atrás donde, con ayuda de una jota, forzó la ventana del patio y la sostuvo con una horquilla en forma de ye antes de escabullirse. Describiendo una hipérbole, dio un salto a la casa vecina y dobló hacia la Avenida de la Ortografía. Varias comas en su camino lo forzaron a ir más despacio y un punto lo obligó a detenerse. Tras ocultarse dentro de unos paréntesis prosiguió con rumbo a la Plaza de la Gramática, donde tomaría un coche de alquiler para huir de sus perseguidores. Al mirar hacia donde los autos deberían estar estacionados, sintió que el mundo se le venía abajo. ¿Había equivocado el camino? Frente a él, cerca de los árboles, había un vistoso letrero que rezaba: “Parque Sintaxis”.
Simbad
19 de November de 2021 / 17:25
Los tropiezos de un hombre de letras 19 de November de 2021 / 17:25
Simbad
QUEDA 22 de November de 2021 / 11:05
Paola Tena
Muy agradecido 25 de November de 2021 / 15:35
Simbad
 

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