Permanecía largo tiempo sumergida en el bunker. Intentaba establecer en el laboratorio una relación que permitiese a los robots actuar como humanos, o por lo menos, como animales. Había intentado la clonación con resultados poco alentadores; los clones terminaban siendo copia de los originales, con sus recuerdos, sus orígenes, y destino, sus defectos e ilusiones.

Afuera amainaba la especie humana. Le habían comunicado que la peste continuaba mutándose. Los robots no manifestaban avances, y los hombres habían mermado a tal grado que la investigadora, angustiada, tuvo que recurrir a los ansiolíticos para comtinuar con sus experimentos.

Debía enfrentar el reto más doloroso : no podría dejar una dinastía que le enorgulleciese... Tal vez pudiera viajar en el tiempo y quedar encinta de un hermoso e inteligente mancebo de la antigüedad; mas era un riesgo peligroso debido al primitivismo de las pasiones de antaño...

Pensando en ello se quedó dormida... dormida... soñando en que la máxima misión femenina de prolongar la especie, le sería negada para siempre.