Un signo inequívoco del avance del tiempo surgió cuando escuché por primera vez "oiga, señorita" en lugar de "oye, Mariana". Otro, sin duda demoledor, se manifestó cuando, entre mis apelativos apareció un funesto "señora". La falta de misericordia del tiempo fue patente cuando obtuve el fatídico título de "doña". Una losa atada al cuello hubiese sido menos cruel.
Posdata
19 de April de 2022 / 13:25
El siniestro enemigo de la mujer 19 de April de 2022 / 13:25
Posdata
Taller 19 de April de 2022 / 15:49
Eliana Soza
Respuesta al taller 22 de April de 2022 / 11:03
Posdata
Mejoró mucho. 22 de April de 2022 / 11:23
Eliana Soza
Nueva respuesta al taller 22 de April de 2022 / 12:33
Posdata
Me gustó 25 de April de 2022 / 05:07
Eliana Soza
 

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