El siniestro enemigo de la mujer
Un signo inequívoco del avance del tiempo surgió cuando escuché por primera vez "oiga, señorita" en lugar de "oye, Mariana". Otro, sin duda demoledor, se manifestó cuando, entre mis apelativos apareció un funesto "señora". La falta de misericordia del tiempo fue patente cuando obtuve el fatídico título de "doña". Una losa atada al cuello hubiese sido menos cruel.
Posdata
19 de April de 2022 / 13:25
19 de April de 2022 / 13:25
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