Disringuida vecina :

Me dirijo a Ud. De manera atenta para rogarle encarecidamente, que lleve a su cándida y curiosa mascota al veternario, o a una escuela de entrenamiento gatuno para que aprenda a no estar mire y mire desde el alfeizar de su indiscreto balcón, que para infortunio de este servidor da a la ventana de mis aposentos.

Para mi desgracia, en múltiples ocasiones, feliz por los placeres del baño, sago de la ducha canturreando y, como dios me trajo al mundo. Me ruboriza encontrarme con su mirada tan inquisitiva.

Muchísimas gracias por sus finas atenciones,

Su veci