Final
Con su andar esponjoso y altanero, con la frialdad del autor intelectual de un crimen y, a la vez, su ejecutor, así procede mi gato. Se acerca, se sienta, se agacha, repta, según exige la ocasión. Mientras tanto, el ratón se detiene al percibir el acecho. Hay un duelo de miradas. El roedor voltea con disimulo y mide el trecho hacia el hueco en la pared: es la distancia entre la vida y la muerte. El felino detecta ese leve movimiento e intuye que su cena está en riesgo.
De pronto, mi perro irrumpe en la escena; el ratón aprovecha el momento y vuelve a su guarida. Cuando el can desaparece de la vista, el ratón asoma la cabeza y, al ver a su enemigo a prudente distancia, sale. Camina un pequeño tramo, frena y hace amagos, cual beisbolista que se aleja de una base esperando el batazo. El gato lo tiene en la mira; se acerca, se sienta, se agacha, repta, según exige la ocasión...
De pronto, mi perro irrumpe en la escena; el ratón aprovecha el momento y vuelve a su guarida. Cuando el can desaparece de la vista, el ratón asoma la cabeza y, al ver a su enemigo a prudente distancia, sale. Camina un pequeño tramo, frena y hace amagos, cual beisbolista que se aleja de una base esperando el batazo. El gato lo tiene en la mira; se acerca, se sienta, se agacha, repta, según exige la ocasión...
Héctor
20 de May de 2022 / 08:56
20 de May de 2022 / 08:56
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