Mientras Max, mi gatobot, se acercaba a la madriguera de los ratones, los agudos chillidos se volvían más intensos. Instantes después descubrí que no los emitían ellos, que ya habían huido alertados por el ruido. El misterio se resolvió cuando me percaté de que, tras estar arrumbado en el garage, había olvidado darle a tomar el lubricante para sus engranes oxidados.
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20 de June de 2022 / 18:57
El cascabel del gato 20 de June de 2022 / 18:57
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C O M E N T A R I O 22 de June de 2022 / 08:55
El último Abencerraje
 

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