Solo puede quedar uno.
Tras la orden de disparar, el pelotón de fusilamiento acribilló a los condenados, que cayeron como fardos junto a la valla del cementerio. Luego fué el propio sargento quien disparó uno a uno a sus soldados: siempre le gustó sentirse como el último moicano.
PepeBrasa
05 de August de 2022 / 21:42
05 de August de 2022 / 21:42
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