Las alas de las sirenas
Desconsolada, Isis recogió los pedazos de su esposo que fue desmembrado por Seth para usurpar el trono. Para su disgusto, no halló el falo que se había tragado el pez oxirrinco. Aunque le reimplantaron un miembro de oro, no funcionaba igual y la diosa debía valerse de la boca para conseguir una erección que se deshacía como azúcar en cuanto tocaba lo húmedo de su vientre. Por eso, durante las noches, descendía al Nilo en busca del pez para que le diera placer. De esos encuentros acuáticos, la diosa concibió a esos seres que heredaron su plumaje impermeable y el gusto por surcar las aguas del padre.
Malvadisco
20 de August de 2017 / 14:06
20 de August de 2017 / 14:06
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.