Bella y vengativa
Calígula había dormido en el jardín al lado de su payaso Mnester, y los relinchos de Incitatus lo despertaron. Hastiado por la arrebatada noche vivida, pensaba en su esposa Cesonia que lo espiaba desde uno de los ventanales. Oculto, detrás de un árbol, el prefecto Casio Querea esperaba ansioso el momento preciso para quitarle la vida, pero su intención fue descubierta por los esbirros del emperador déspota, apresándolo en el acto. La historia contará entonces que su muerte fue a manos de Cesonia, enloquecida al cogerlo in fraganti poniéndole los cachos con el famoso bufón.