A todo volumen en mi cuarto suenan los Beatles, contando que su chica tiene un boleto para pasear que la llevará muy lejos. Vivaces, llenos de energía, anuncian su posible tristeza.
Sigo en pantalla el estado de tu vuelo que con puntualidad despegó hacia a otro continente, donde por fin podrás sentirte libre lejos de mí. Entonces, aunque me aturda cantando a la par de John y Paul, en mi corazón resuena la voz dulce y premonitoria de Karen Carpenter, vaticinando que estará triste hoy y para siempre.