Como no soporto mi otro yo, trato de esconderme de él sin conseguirlo. Siempre que me oculto, por más seguro que sea el escondite, él —o sea mi otro yo— ya está ahí. Se da maña para adelantarse y no dejarme solo. Desesperado, y dado que poseo un gran poder de convencimiento, me dispuse hablar con él para llegar a un acuerdo, de manera que podamos convivir en armonía. Pero él negó con la cabeza como única respuesta.
esleongo
11 de December de 2017 / 15:11
Desacuerdo 11 de December de 2017 / 15:11
esleongo
 

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