Danzaba como sierpe mientras se aproximaba al hombre de mirada perruna que la adoraba dócil.
—Pide lo que quieras y te complaceré —dijo él. Ella le susurró y él palideció.
Una tarde roja sus deseos fueron cumplidos.
—Espero que no haya reclamos —comentó Herodes antes de dejarla.
Negó con la cabeza y esa fue toda su respuesta. Salomé, extasiada, siguió mirando cómo sus garras de marfil sostenían la bandeja con la testa temblorosa del Bautista.
Meminero Tui
13 de December de 2017 / 20:39
Juan 13 de December de 2017 / 20:39
Meminero Tui
Taller 18 de December de 2017 / 21:36
Laura Elisa Vizcaíno
 

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