Teresa jamás dijo que no, las veces que Pepe le pidió un beso tras la puerta de la cocina o los días que la llevó al bosque. Tampoco en aquellas tardes de invierno cuando retozaban bajo las cobijas. Hoy, luego de largo rato de amoríos en el sofá, él quiso saber si quería experimentar algunos juegos en el sótano. Ella trató de negar con la cabeza, pero no lo hizo. Sabía lo que podía perderse.
esleongo
15 de December de 2017 / 11:09
Él y ella 15 de December de 2017 / 11:09
esleongo
 

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