Exhausta por el esfuerzo, miró a la comadrona que, con el niño exánime en los brazos, negó con la cabeza. Las lágrimas de la parturienta se mezclaron con su sudor. Pasado lo que a la mujer le pareció un infierno eterno, un grito de vida entró pos sus oídos llegando hasta el cerebro, y después, hasta un corazón aliviado.
Agamenón
16 de March de 2018 / 12:54
EL BUEN LLANTO 16 de March de 2018 / 12:54
Agamenón
Taller 17 de March de 2018 / 05:34
José M. Nuévalos
sin titulo 17 de March de 2018 / 11:05
Agamenón
 

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