Lleva consigo sus mejores ropas y los característicos anteojos. La boca y frente cosida con hilo blanco y grueso. Tiene la nariz rellana de algodón. Lo han envuelto de tal forma que ahora parece un capullo; como si una vez que lo sepulten vaya a suceder una metamorfosis. Quizás en una ebullición de burbujas y gusanos vaya a ascender hasta el césped y se convierta en las hojas verdes que pisare al venir a visitar su tumba.