Este año los Reyes Magos me han echado un juego de reglas. A Fernando,mi compañero de pupitre, ha sido un juego de compases con puntas de todo tipo. Yo miro con arrobo mi escuadra, mi cartabón, el transportador de ángulos, todo en su estuche. Todo de un verde esplendoroso y transparente. En clase las desenfundo con mimo, midiendo y trazando las líneas con primor de orfebre de la tinta. Fernando, en cambio, solo juguetea con sus compases. Hasta que ha cogido sin permiso una de mis reglas. Se ha puesto a jugar con ella, sacándole sonidos de dibujos animados, haciéndola vibrar a golpetazos al borde de la mesa. Devuélvemela, Fernando. Y Fernando que no. Pero ahora la regla no ha vibrado, se ha quebrado en un chas de hueso roto. Claro que ni se ha oído el chasquido con el grito de Fernando. Y ahora acude al profesor, chivato y poco deportivo, con el compás hincado colgando sin vida de su brazo.
Guruceta
17 de November de 2018 / 00:33
Las reglas del juego 17 de November de 2018 / 00:33
Guruceta
 

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