Contradiciendo a mi marido llamé al cerrajero, éste último no se explicaba por qué cada noche se abría la puerta de entrada a la casa, salvo que alguien tuviese la llave. La cambió tres veces. La mañana del cuarto día, al ver en el periódico la cara de mi marido asesinado junto a la del cerrajero detenido he de confesar que me sobrecogí, a pesar de ello me aplaudo: mi coartada era perfecta.
manlyf
05 de February de 2019 / 13:23
Nocturnidad y alevosía 05 de February de 2019 / 13:23
manlyf
Dostovyeuska 06 de February de 2019 / 13:25
Dostovyeuska
Gracias ¡¡¡ 06 de February de 2019 / 14:13
manlyf
 

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