Mamá está sentada. No quiere que hagamos ruido o que no movamos de nuestros lugares. Ya hace tiempo nos cortaron el teléfono, después la luz y pronto vendrán a quitarnos el agua. Antes cuando llamaban a la casa contestábamos que no estaba, aun cuando era ella la que no susurraba que decir. No esta; salió al mercado, fue al doctor, venga mañana. Poco a poco la miseria ha llenado nuestra casa con su presencia. Hoy solo tenemos esa silla donde mi madre está sentada, mientras trata de escuchar si los pasos de la gente a la que le debemos dinero se alejan de nuestra puerta.