Me gusta la idea de estos dioses de poca monta, que caen del cielo, desorientados, y no tienen más poder que el de llamar la atención mediante habilidades evidentemente divinas pero poco significativas. Creo que una idea así merece un mejor final. O un final, en realidad, ya que la lástima que siente el narrador por estos dioses ya se deja ver cuando dice que se levantan desorientados, que deambulan como indigentes, que intentan llamar la atención demostrando poderes... Se me ocurre que podría cerrar diciendo: ...atraen un rayo, hacen llover o crean un nuevo ser vivo. Aquí somos todos ateos y no les queda otra opción para ganarse la vida que trabajar como fenómenos en el circo.
Leonardo Dolengiewich
09 de April de 2019 / 08:58
Amén 03 de April de 2019 / 10:51
El profe C.
Me gusta la idea. No me gusta como está cerrado el texto. 09 de April de 2019 / 08:58
Leonardo Dolengiewich
 

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