Los exprimía hasta extraerles toda la vitalidad. Poco a poco, sus amantes perdían la vida en pos de sus ojos y, cuando quedaban secos y muertos, los arrojaba a las afueras de su guarida donde pasaba a formar parte de su jardín de esculturas de piedra.
Malvadisco
11 de April de 2019 / 23:58
El poder de una mirada 11 de April de 2019 / 23:58
Malvadisco
 

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