La vejez no perdona: pierdes el cabello, los dientes, pierdes la fuerza en tus piernas y brazos. Regresas de alguna manera a tu niñez. Es hermoso, piensas mientras esa linda enfermera te da un baño de esponja. De nuevo en brazos de mamá y tus ojos brillan como nunca, cuando ella abre su blusa y mete su pezón en tu boca. ¡Delicia de delicias! Lloras mirándote en sus ojos maternales; agradecido. Dispuesto ya para la eternidad.
Jane Doe
16 de May de 2019 / 18:46
Últimas mieles 16 de May de 2019 / 18:46
Jane Doe
Taller 17 de May de 2019 / 06:46
SAPO
 

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