Solo el tiempo pudo reducir su geografía donjuanesca.
Un regresaré como promesa, promesas que cumplía al enviudar cada amada.
Pero no duraba por denso insomnio, aquella muerte, ahora vieja muerte, como el; lo perseguía.
Simplemente se presentaba y prodigaba besos y mas besos, no dejaba de besar.
Y cualquier pronta madrugada se iba llorando, llorando la hermosa vida...