Cuando Telémaco les presentó el folleto de aquel viaje de estudios, Penélope y Ulises intentaron mantener la calma, y limitarse a ponerle algunas condiciones. Debía viajar siempre por tierra, esquivando cualquier isla habitada por sirenas o hechiceras. Contrataron para él un seguro de viaje millonario, y le hicieron prometer que estaría siempre localizable. Al despedirlo en la estación, lo abrumaron con toda clase de recomendaciones. Penélope le había tejido una manta para que no tuviera frío, y Ulises le regaló su propio arco. Cuando al fin dejó atrás la lluvia de lágrimas y consejos, Telémaco se encaminó al vagón restaurante, donde ya podía reunirse libremente con Circe y comenzar la aventura que habían tramado juntos.
Rigor Mortensen
12 de February de 2020 / 01:56
Segunda generación 12 de February de 2020 / 01:56
Rigor Mortensen
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.