Amor correspondido
Hace rato que venimos caminando. Desde antes que amaneciera para evitar el calor y así descansar cuando el sol este en lo más alto. De aquí a llegar a donde vamos son como diez horas de camino. De modo que mi abuela y yo no veremos a mi mamá sino hasta mañana. Ya tiene como una hora que oigo a la vieja quejarse. Así es ella, ríspida. Dice que mi madre es mala mujer, que nunca aprendió por más que le dio cuero como a las mulas. —No, no importa cuánto le pegara, o que la encadenara a la pata de la mesa. Encontraba como salirse, se enrollaba la cadena al pescuezo y se largaba a las fiestas —Nació torcida —dice.
No se calla la anciana, ya sé que está débil, que sus huesos no aguantan, que no tiene de otra que reclamarle a la vida. Yo tampoco tengo de otra si no fuera porque dice que soy carne de cárcel como mi mamacita, y no quiero darle la razón, ya le hubiese sorrajado una pedrada en la cabeza para que se calle de una buena vez.
No se calla la anciana, ya sé que está débil, que sus huesos no aguantan, que no tiene de otra que reclamarle a la vida. Yo tampoco tengo de otra si no fuera porque dice que soy carne de cárcel como mi mamacita, y no quiero darle la razón, ya le hubiese sorrajado una pedrada en la cabeza para que se calle de una buena vez.
Black Dot
20 de March de 2020 / 07:29
20 de March de 2020 / 07:29
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.