Un van Gogh menos
Al cruzarse por la calle con aquel hombre sin oreja, que cargaba un lienzo y un maletín con sus pinceles y pinturas, el niño se soltó de la mano de la madre. Sin dejar de verlo, apuntaba hacia él con temor. Al notarlo, la señora le dijo:
–De chico, su mamá le jalaba las orejas como yo cuando te portas mal.
Pasmado y en silencio, el infante retrocedió dos pasos, abrió la boca hasta el límite y puso los ojos como platos, sin dejar de ver al hombre que se alejaba. Desde aquel día, los berrinches y pataletas quedaron excluidos de su repertorio, al igual que cualquier manifestación artística relacionada con la pintura.
–De chico, su mamá le jalaba las orejas como yo cuando te portas mal.
Pasmado y en silencio, el infante retrocedió dos pasos, abrió la boca hasta el límite y puso los ojos como platos, sin dejar de ver al hombre que se alejaba. Desde aquel día, los berrinches y pataletas quedaron excluidos de su repertorio, al igual que cualquier manifestación artística relacionada con la pintura.
Pseudónimo
13 de April de 2020 / 13:44
13 de April de 2020 / 13:44
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