Buenas tardes, Paola

Estoy de acuerdo con lo que dices. Solo que en este caso esa sobre-enumeración es intencional. Pretendo transmitir o contagiar la obsesión y paranoia del asesino al lector, abrumarlo, acosarlo, llevarlo lentamente a pensar en el parque, la plaza, el atrio, etc. y que se vea ahí; obligarlo a voltear a las azoteas, ventanas, automóviles y demás, a que se sienta inseguro aunque esté sentado en la comodidad de su casa u oficina y a que perciba que el sujeto, en su cinismo, no se anda por las ramas, conoce a detalle su oficio y no deja cabos sueltos. Espero lograrlo y convencerte.

Por lo demás, hice algunos cambios que me parece eran necesarios. Quedo atento a tu respuesta


Francotirador

Unos lo hacen porque es un deber patriótico, según les dijeron en la milicia; otros, por dinero. Yo soy diferente. Lo hago por la misma razón que alguien se arriesga a cruzar los rápidos en un kayak o se atreve a retar al Aconcagua: por la emoción y la adrenalina, por vencer los miedos y limitaciones o por simple diversión. Todo, desde escoger el objetivo, seleccionar el mejor ángulo, diseñar la ruta de escape, armar las coartadas y por supuesto, elegir el arma, es parte de ese ritual enervante que me apasiona. La próxima vez que usted camine por la calle, que cruce el atrio de una iglesia o que vaya de paseo a una plaza o parque, mire a su alrededor, hacia las azoteas, a las ventanas, a los autos estacionados, al campanario, detrás de los árboles, y véase a sí mismo invadido por el miedo. Sienta lo que yo no puedo sentir por usted. Tal vez me vea también a mí, impávido y sereno, lejano, atento. Si oye una detonación cercana, con seguridad será la última El siguiente disparo lo fulminará antes de escucharlo. No acostumbro dejar las cosas a medias ni decepcionar a los medios que me han dado tanta popularidad.

Saludos