Albert, el hijo del gánster, siempre visitaba a su padre con un gato en brazos en el sótano donde almacenaban el contrabando. El animal, una vez suelto, deambulaba por el lugar y bebía parte del whiskey que goteaba de las barricas después de abrirlas y del que derramaba la clientela en la taberna clandestina del capo. Con el tiempo le fue tomando gusto. Cierta vez que hubo una balacera, el felino y los ratones huían despavoridos, excepto los roedores embriagados que quedaban a mitad de camino como cuerpos caídos en batalla. Desde entonces, el gato ya no necesitaba cazar.

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Me dice más o menos de qué carece y si puede puntualizar, mucho mejor. Como dicen "usted diga rana y yo salto".
Necesito que me indique dónde hay un charco, porque si se limita a decir "rana", yo estaré saltando en círculos viendo espejismos jajaja Y no es una orden, es una petición, Elisa.