La diosa Freyja quedó prendada de aquél collar al que llamaban Brisingamen. Según la leyenda, Freyja se alejó de su casa en el Sessrúmnir de Fólkvangr y subió a una montaña situada al norte para contemplar el paisaje. Mirando al oeste hacia Svartálfaheim, observó en la distancia un destello misterioso y se aventuró sin pensarlo por sendas abruptas siguiendo aquél brillo que parecía provenir de una estrella. Al llegar al lugar señalado, contempló el Brisingamen, un collar precioso que cuatro enanos orfebres - Dvalin el viejo, Náin el frío, Dólgthrasir el profundo y Aí el joven - terminaban de forjar en ese preciso instante. Freyja sintió tal necesidad de poseerlo que llegó a ofrecerles todo tipo de joyas y metales preciosos, mas los enanos, prendados a su vez de la belleza de Freyja, pidieron a cambio pasar cada uno una noche con ella. Freyja aceptó la propuesta y yació durante cuatro noches con los cuatro enanos.

Existe una hipótesis que sitúa aquí el origen del cuento de Blancanieves y los siete enanitos. La obvia discrepancia en el número de enanos es, al parecer, fruto de una confusión: el autor de la versión no censurada del cuento, dejándose llevar por una ambigua transcripción y su mente lujuriosa, entendió que cada noche cuatro enanos yacieron a la vez en el tálamo con Freyja, mientras otros tres no perdían detalle del espectáculo al otro lado de la ventana.