Aquella tarde en la playa el joven se quedó prendado de la hermosa turista italiana que exhalaba puro erotismo por todos los poros de su piel. Ansioso por trabar una profunda amistad que pudiera reconvertirse en innumerables noches de pasión, le pidió a uno de sus amigos comunes que hiciera las debidas presentaciones. Y cuando se encontraron sus miradas ya no pudieron desviarlas. Supieron en ese instante que suyas serían las largas noches de invierno, que se convertirían en verano gracias a la pasión arrolladora que se había apoderado de ellos.