Mientras él caminaba por Rue du Cloître-Notre-Dame en busca de un bar para poder librarse del estrés matutino, sintió dentro de sí un escalofrío que recorría todo su cuerpo. Pensó que se trataba de algún tipo de reacción producto de la fiebre que tenía; su trabajo lo obligaba a sufrir constantes golpes de salud, por eso no le dio importancia. La calle se encontraba sola, y estruendosamente ese escalofrío le produjo temblores en las piernas. Su frente sudaba y de su boca salía una espuma rojiza; secó su frente y se detuvo. Tomó aire y mientras lo hacía, con el rabillo de su ojo, vio un mar de sombras que se dirigían a él, giró rápido la cabeza, pero no encontró nada, solo las altas columnas de la Notre-Dame donde las gárgolas de piedra vigilaban la ciudad. Trató de acelerar el paso en busca de ayuda, pero sus ánimos se perdían con cada paso que daba. Mientras sus ojos las buscaban, su piel las sentía cerca. Su corazón latía cada vez más lento, ya no sentía sus manos ni sus piernas; solo podía notar aquellas sombras que le cubrían el cuerpo. Finalmente cayó sobre sus rodillas, suplicaba a Dios por su alma, pero cada suspiro lo alejaba de su Divinité. Finalmente, ante su mirada incrédula y temerosa, las sombras se convirtieron en bestias aladas que posaban ajenas vigilando el deceso, pero una de ellas penetró su mirada; un fulgor dorado que rodeaba al monstruo en forma de lanza le travesó el pecho. La bestia tomó su corazón y lo sacó de su cuerpo, mientras lo giraba como un juguete lanzó un horrible chillido, él pudo ver que su débil órgano estaba putrefacto. La bestia arrojó el corazón y las demás hambrientas de sangre se abalanzaron sobre éste devorándolo en segundos. En este instante se dio cuenta que no iba a descansar, sino que muy contrario a su endeble esperanza, iba a ser festín para estas bestias de piedra durante toda la eternidad. Mientras sus ojos se tornaban blancos y su corazón se detenía entre sollozos que repetían Mon Dieu, Mon Dieu, su mirada quedó clavada en las gárgolas del Notre Dame, y sólo ellas saben del destino de este hombre.
Ohana
18 de September de 2018 / 12:20
Asecho 18 de September de 2018 / 12:20
Ohana
Taller 20 de September de 2018 / 07:03
Carmen Simón
Asecho 25 de September de 2018 / 12:47
Ohana
 

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