Por favor, tomar en cuenta esta versión.
Tras añadir unas gotas inoloras al postre, su esposo cayó en un profundo sueño que facilitó su huida. Por equipaje, llevaba apenas un bolso de espalda, una canastilla y el pasaje del autobús. En la ciudad, tenía un apartamento, una nueva identidad y un trabajo que le permitiría sobrevivir a ella y a su bebé. El niño en el cesto lloró y ella cantó una nana: “María, María, deja que el tiempo pase que ese llanto en santa palabra se convertirá”. Mientras, el chiquillo se amamantaba, le hacía sangrar el seno como si la volvieran a golpear., como un anuncio que ella se negara a escuchar.de que esa manecita sonrosada que amorataba su pecho para exprimir más leche, se convertiría, al pasar de los años, en un puño cerrado.
Malvadisco
22 de January de 2020 / 10:44
22 de January de 2020 / 10:44
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.