Se ajustó el cinturón todo lo posible, se pintó la cara como una puerta, agregó un chal, por si refrescaba. Tomó dos pastillas para la presión, medio Tranquinal y acudió a la cita. Ante el menor indicio de duda, se decía: “cancelo, cancelo, cancelo…”. Después de todo, se sentía, y creía verse, veinte años más joven. Al bajar del taxi, el hombre que intentó ayudarla la trató de “doña”. “Cancelo, cancelo, cancelo”, pensó. No le importó llegar temprano, con tal de él no la viera renguear así, de entrada. Ya habría tiempo de contarle de su reemplazo de cadera. Se sentó en un rincón poco iluminado. A través del ventanal del bar, él alcanzó a vislumbrar un leve aire del recuerdo que tenía de ella. La observó retocarse los labios, moverse inquieta en la silla, revisar una y otra vez la cartera y cambiar dos lentes para leer el menú. “Cancelo, cancelo, cancelo” pensó, y dio media vuelta.
Liquidambar
05 de March de 2020 / 15:59
MULETILLA 05 de March de 2020 / 15:59
Liquidambar
Comentario de Daniel Frini 07 de March de 2020 / 18:17
Daniel Frini
Segunda versión. 09 de March de 2020 / 05:44
Liquidambar
 

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