Errante
Benito mal ajusta su saco. Arrastra los pies al caminar porque le duelen; lo mismo que sus días. Trabajó tanto para los hijos y apenas murió la vieja se olvidaron de él. Perdió su casa en el terremoto y desde entonces vaga por la ciudad, igual que perro sin dueño. Un relámpago serpentea en la noche. La lluvia cae y él camina cansado bajo ella, bebiendo gotas que le saben a sal.
Una escribidora
01 de March de 2020 / 18:14
01 de March de 2020 / 18:14
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