Bien, es bueno cambiar de aires y de hábitos. Veamos qué te acomoda mejor. Por mi parte, no tengo objeción en que el taller sea por correo o en la página.

Adopto tus sugerencias y aquí vamos, con uno que otro cambio más.

Daño colateral

Ella había salido a trabajar aquella mañana cuando regresé a casa después de un largo viaje. Al entrar, Peluche, nuestro gato, me dio la bienvenida con su acostumbrada displicencia, y mientras me seguía con curiosidad, llevé las viejas pantuflas de Elena al contendor de basura para sustituirlas por el hermoso par de piel de alce que le había comprado como regalo. Poco después escuché al camión recolector vaciar los desechos en su interior y compactarlos. Nunca imaginé que, durante mi ausencia, Peluche se hubiera acostumbrado a dormir la siesta junto a ellas.

Saludos y los mejores deseos de que estés bien.